Las bikinis le ganaron por nockout a las mallas enteras. El estilo dos piezas se impuso categóricamente en estas playas y dejó, para las más recatadas o nostalgiosas, el prurito de no mostrar las mejores dotes de sus humanidades.
Los motivos de por qué la bikini ganó una pulseada que años atrás le hubiera significado un revés histórico son muy variados: "Con la bikini te quemás parejito. Ni lo dudo", contestó a La Nación María de los Angeles Zuloaga, de "treinta y pico", madre de Andrés y Micaela.
Con esto se revela que el estilo de usar un traje de baño de dos piezas no está reservado a las teenagers, ni mucho menos. Si bien la onda de las madres no es tan osada como en las más jóvenes, lucen con hidalguía las curvas que supieron conservar.
Para las chicas se reservan las micro-bikinis. Un estilo que se terminó de imponer este verano. Ojo, la micro-bikini no debe ser confundida con el demodé cola-less, que consiguió hace un lustro su máximo esplendor.
Las micro-bikinis podrían describirse a vuela pluma como un triangulito (no muy minúsculo) que cubre la cola. La tela no deja ver más de lo que se pretende mostrar.
Pero están todavía diseminadas en las playas las que lucen las mallas enteras. ¿Cuál es el motivo? A veces, ocultar algún gramo de más; otras, evitar la quemazón tipo camarón que las pieles delicadas suelen no resistir.
Y antes de pasar una noche en vela por la impiedad de Febo, se vuelcan a la tradicional enteriza.
"Ni loca me pongo una bikini en la playa". La categórica afirmación pertenece a Juliana, una chica de 23 años oriunda de Tandil que confesó, sin embargo, que más de una vez usó un traje de baño de dos piezas para tomar sol a la orilla de la pileta de natación de su casa. Una cuestión de pudor.
Un abanico de coloresEn cuanto a los colores que se imponen este verano hay que citar los tonos ácidos. El verde y el naranja hacen punta en la elección de las que lucen los micro-bikinis.
También el amarillo limón (un tono enjundioso que sobre una piel bronceada suele quedar muy bien) se ganó las preferencias de las más chicas.
Pero hay de todo. Las top models, que combinan en Mar del Plata descanso con trabajo, suman adhesiones al dos piezas. Es así como Mariana Arias, por citar a una de ellas, se paseó por la arena con una bikini blanca.
Y es precisamente el blanco otro de los tonos elegidos este verano. La variedad de texturas en un mismo traje de baño también marca un estilo: por ejemplo, se ve en las vidrieras bikinis de géneros rugosos en una misma composición con lycra lisa.
Tendencia en alzaAlgunos diseñadores apelaron a la mezcla de colores fuertes en un mismo modelo. Por lo tanto, se pueden ver chicas que lucen mallas combinadas con azules y amarrillos, o naranjas y verdes. Pareció una tendencia, también, el uso de las bikinis combinadas: corpiño de un color y bombacha de otro.
Además de evitar los efectos devastadores del sol o el prurito por mostrar más de lo que se puede, habría un tercer motivo determinante para usar bikini antes que malla entera: el precio.
Una malla enteriza cuesta entre 30 y 50 pesos, según la marca y la calidad de su confección. Hay de otros valores que llegan a los cien pesos, pero se trata de modelos exclusivos. Como contrapartida están los dos piezas: el piso es de 16 pesos y pueden llegar a los 45, a todo vapor.
A todas luces, la pulseada entre las bikinis y las mallas enteras parece desleal. Sobre todo, si los impulsores de semejante "guerra" son los que anónimamente se parapetan entre carpas y sombrillas con la única satisfacción de observar la más placentera de las batallas.
Por julieta alcantara y lucia roman